Buscar este blog

jueves, 21 de marzo de 2013

Entre dos extremos


Entre dos extremos


Los extremos han sido creados para determinar los márgenes sobre los que nos movemos. La tristeza y la alegría trazan un camino digno de ser vivido, la pobreza y la riqueza nos ayudan a valorar lo que tenemos. El sol y la luna nos ofrecen cada día la energía y el reposo. El aburrimiento y la diversión nos ayudan a encontrar nuestra vocación.

Vivo en  una país europeo, para ser más precisa en Alemania. No es él que me vio nacer,  por lo tanto he tenido la oportunidad de vivir en 2 extremos. La nieve y el sol, el alemán y el castellano, lo mentalidad católico y la protestante, la salchicha y el taco.

Si pudiera tener un delantal con 3 bolsas enormes, en una guardaría las cosas con las que en definitiva me quedo de cada país (México y Alemania)   y la tercera la arrojaría al mar.

Bolsa Alemania


  • Me quedo con el respeto a la naturaleza, a los animales, a las plantas, en general al ecosistema, con el  disfrute de los patos, los conejos y las ardillas a tan solo unos pasos de mi casa.
  • Me quedo con esa sensación de tranquilidad al salir y saber que no pasará nada. No violencia, no asaltos, no miedos por la inseguridad.
  • Me quedo con la mentalidad "el transeúnte es primero", con el respeto al ciclista, y la tolerancia hacia el conductor.

  • Me quedo con el lema “cero tolerancia a la injusticia” a vivir con la certeza de que realmente se cumpla la ley, al denunciar  sin sabotajes, ni mordidas. 


  • Me quedo con la libertad y el asombro de ver a los pequeños irse a la escuela en  bicicleta y casco, completamente solos.

  • Me quedo con la lectura, el estudio, las bibliotecas de cada pueblo, el arte, los museos, los teatros, los viajes, los pueblos medievales, los castillos. Aprender, aprender, aprender.

  • Me quedo con la cultura del reciclaje, racionar el agua, no tirar basura, el bosque frio, el Rhin, lo verde.

  • Me quedo con el  “hago lo que digo, predico, y pienso”  mentalidad alemana.

  • Me quedo con esta etapa maravillosa de madre. Con el juego, con sus carcajadas, sus ocurrencias, sus travesuras y su cara de mustia. Con los cuentos,  con las noches de bombones y salchichas y el amor incondicional. Con el esfuerzo,  constancia y trabajo, del hombre; el padre incondicional.



Bolsa México


De mi patria querida

  • Me quedo con las verdaderas amistades, las largas horas de café, las reuniones familiares. La calidez, cordialidad y amabilidad que nos caracteriza. Los detalles, las carcajadas que hacen llorar, los dobles sentido y los chistes colorados.


  • Me quedo con el apoyo familiar, con los viajes familiares, con la unión familiar, mis hermanos, sobrinas, tíos, tías, primos, primas, abuelas y agregados culturales.


  • Me quedo con los días soleados. El olor a churros con chocolate, los helados de la Michoacána, el mole, las rajas con crema, la flor de calabaza, los elotes de Coyoacan. La comida de mi madre. La gastronomía. En pocas palabras con la “dieta T” (tacos, tortas, tamales). El tequila y el mezcal.

  • Me quedo con el orgullo de nuestra cultura, con los mayas, los aztecas, zapotecas  y su legado arqueológico. Con las palabras que enriquecieron nuestra lengua, con esa mezcla que nos permitió ser lo que somos ahora.

  • Me quedo con los mariachis, el baile, la música y la fiesta.

  • Me quedo con las playas, el bosque tropical, la fauna y la flora, especialmente con el jaguar, el águila y la ballena.
  • Me quedo con los mercados, llenos de color, aromas, texturas, sabores. Sobre todo  con el mango, la papaya y el mamey que tanto le gusta a mi padre.



En fin podría decir que soy lo que fui y sigo siendo lo que soy, gracias a esa mezcla de dos extremos tan distintos pero a la vez tan parecidos.

Esta entrada es una invitación a dejar la tercera bolsa ya que son las cosas negativas. Lo que hoy parece negro, dentro de unos años se convertirá en los rayos de sol que nos permitan ver y entender el presente. Tomar distancia sobre el presente nos aporta calma, permite apaciguar los impulsos de nuestros sistemas de alarma y sus efectos sobre la atención. Tomemos aire y dispongámonos a tratar de calmar nuestro pesimismo que no nos deja disfrutar del día a día.

¡Gracias por los 2 extremos que me ha dado la vida!

lunes, 18 de marzo de 2013

El elefante encadenado



El elefante encadenado


Recuerdo que mi primer contacto con las obras de Jorge Bucay, (escritor argentino), fueron en la Universidad, y este fue el principio de un largo recorrido por sus obras.

Uno de los cuentos que más me ha gustado,  ya que ha dejado huella en mi es “el elefante encadenado”  Y desde aquel día en casa hemos tratado de sustituir el  “No puedo”   por   “Si quieres puedes, confío en ti”

Les comparto el cuento

Cuando yo era niño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales.También a mí como a otros, después me enteré, lo que más me llamaba la atención era el elefante.
Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio era evidente: ¿Qué lo sujeta entonces?. ¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: “Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?”
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía…
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree que NO PUEDE.
Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…
Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad… condicionados por el recuerdo de «no puedo»… Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón…

JORGE BUCAY


A lo largo de la vida nos enfrentamos con situaciones como está, en las que después de intentar e intentar sin obtener los resultados esperados nos encontramos con el desaliento, queriendo abandonar la batalla.

A veces así veo a mis alumnos como enormes elefantes atados a pequeñas estacas. Y esque se sienten derrotados sin haber hecho el menor esfuerzo por ganar la batalla.  
Sobretodo aquellos que han experimentado el fracaso escolar,  padecen una especie de indefensión aprendida por la que renuncian a intentar nada que suene académico.  

El fracaso no nos deja luchar.


La derrota llega cuando no consigues algo que deseas mucho. El fracaso no te permite soñar.


Pero nada que valga la pena se consigue sin esfuerzo. Si no lo intentas nunca sabrás hasta donde puedes llegar.

Todos alguna vez hemos sido elefantes en potencia, personas necesitadas de una segunda oportunidad, hay que recuperar la confianza perdida de uno mismo y volver a empezar.

“No eres derrotado cuando pierdes, sino cuando desistes”(Paulo Coelho) 

"No siempre querer es poder, pero siempre, es el primer gran paso"(Renny Yagosesky)