En el mismo continente
Vacaciones de otoño para todos. El impulso externo me lleva al extranjero esta vez en el mismo continente. Aunque me encuentre un poco derrengada vamos impulsados persiguiendo esas pierdas antiguas que los modernos dicen fue un centro ritual histórico alineado con el movimiento del sol. Nos dirigimos a lo alto en el carro y después viajaremos sobre el mar admirando a las gaviotas hambrientas deslizándose con él viento a la espera de un pez muerto por la rajada del motor a vapor. Regresaremos por las fauces de la tierra escondidos por el túnel que conecta Dover con Calais en las profundidades del mar.
No llevaremos sandalias sino paraguas o tal vez solo una chamarra. El paraguas se estropearía por el viento de la isla. Isla de buena música y de té todos los días. Estaremos no en la cima sino en las faldas de la misma. Aunque es el mismo continente seguramente el otoño estará más presente aquí arriba. Dos o tres grados menos la naturaleza lo expresará. Con ese otoño que sí llega y se refleja con sus múltiples colores. Que limpia la polvareda con las gotas del cielo constantes, inundando de setas, hongos y fango despidiendo el verano. Es un tiempo de cambio y de reflexión. Y como de reflexión se trata...¿sabes a qué lugar me refiero? ¿y a qué país?
Viajo
Viajo para pisar las huellas
que dejó la gente observando
y admirando su pasado y
su presente.
Viajo para enriquecer las
ganas y apagar la ignorancia.
Viajo para abrir brechas al
cambio, de la mano del
muchacho. Admirando en
cada paso los vestigios del
pasado.
Viajó para abrir la mente
a las cosas diferentes.
Aprendo mucho más
viajando, que cuando
estoy soñando.
Odette Biermann Murguia